Wednesday, October 26, 2011

Mala, mala reputaciôn.



Me despierto a los 11.1 grados centigrados de temperatura de esta noche con un té en la mano. Después de años de estar encerrado en mis 8 horas de sueño diarias abro los ojos. Sé que tengo una cicatriz en la frente que me recuerda los beneficios de la personalización. Tambien sé que lo que estoy a punto de ver lo voy a poner a la mitad de la linea que hay entre el extremo “nunca se ha visto” y el tradicional “siempre ha sido así”. Nada es tan nuevo, nada es tan antiguo. Nadie es tan viejo para ser sabio, nadie es tan niño para no necesitar vivir. Tomo estos tres pensamientos con mi mano izquierda, los apretó a ver si algo se asoma, regularmente se obtiene un populista. Pero no, como siempre solo unas boronas recubiertas de desilusión brotaron. Son apenas un poco mas pequeñas que la canica que se formaría de la reunión de la justicia que hay en el mundo. Me aterrizaron unas cincuenta en la mano. Miro a otra parte. De la nada, es decir del pasado, un papel se despliega en la otra mano. Es un manifiesto, es decir, un periódico del año 1915. No hay ningún dibujo, pero se llama El Grafico. Un tal Jack firma y afirma lo siguiente :

Principia a acentuarse el abstencionismo electoral que alcanza ya proporciones mayores que en otras épocas ; el retraimiento de los ciudadanos para acercarse a las urnas es manifiesto. Poblaciones, provincias enteras se abstienen de sufragar, como aconteció aquí en Cundinamarca con la de Ubaté, que da una buena proporción de votos, y como ocurrió igualmente en muchas otras partes. Y en donde se votó, el numero de sufragantes fue tan reducido que no llego a la mitad de los vecinos inscritos.
Y nada tan perjudicial como el alejamiento de los ciudadanos de las luchas cívicas. Nada que ponga tan en peligro la suerte de la nación como el desapego que empieza a sentirse por lo que a la política atañe, desapego que amenaza echar hondas raíces en el país. Tenemos graves y múltiples problemas que confrontar. Afuera, los vecinos de uno y otro lado avanzan sobre nuestras fronteras, invaden las regiones mas ricas de nuestro territorio, obstaculizan nuestro comercio. Adentro, la crisis fiscal puede tener proporciones enormes ; la instrucción publica se halla, casi en su totalidad, especialmente la primaria, en manos de institutores extranjeros que, si muy competentes, no pueden despertar en el corazón de los pequeños ciertos sentimientos que vienen a ser lazos estrechos de la nacionalidad, y a mas no se la orienta por nuevas sendas y los métodos de enseñanza rutineros persisten a despecho de las reformas que en otras partes se realizan ; la reforma militar está herida de muerte y la preponderancia del elemento retrogrado es cada vez mayor. Y es en estos momentos que el país, poseído de lamentable abulia, mira con criminal indiferencia la suerte futura de la nación y deja la formación de las Cámaras legislativas en poder de los mas audaces.
Pero en mucho la apatía para acercarse a las urnas tiene fundamentos que si no la justifican, si la exculpan en parte. La designación de candidatos no es, en verdad, satisfactoria. La política de camarilla, el caciquismo, los intereses creados alrededor de ciertos nombres ponen el desengaño y la desesperanza en los corazones patriotas. Valdría la pena que se escribiera el manual del perfecto candidato. Y duele pensar que el mal no es de ahora y que sin embargo no se le busca remedio. Convendría meditar en estas palabras de Herbert Spencer, el egregio filosofo inglés a las que presta actualidad el debate pasado : « Los consejeros municipales (y en general todos las (sic) elegidos popularmente) no se distinguen por lo elevado de su inteligencia ni por la integridad de su carácter. Son en su inmensa mayoría nulidades, con alguno que otro hombre de valía entre ellos. Hay jueces competentes que opinan que el nivel medio de las nuevas corporaciones es inferior al de las antiguas. Como sabe todo el mundo, la elección depende principalmente de las opiniones políticas. La primera pregunta que se dirige a un candidato, no atañe a sus conocimientos, juicio o capacidad para los negocios, ni si posee la aptitud especial que reclama el desempeño del cargo a que aspira, sino a si es liberal o conservador. Aún después de aprobadas sus opiniones políticas, no deciden la designación la rectitud y la habilidad reconocidas ; puede mas la amistad con la agrupación dominante. Algunos prohombres que tienen probablemente la costumbre de verse en el hotel principal, unidos más por la fraternidad de la mesa que por la comunidad de las ideas, discuten los méritos de los candidatos, pronunciándose a favor de estos o de aquellos. En esta deliberación, que ameniza el grog, es realmente donde se verifica la designación de candidato, y por consiguiente, la elección. Son preferidos naturalmente los que se someten, a este estado mayor, los que ajustan su opinión al diapasón del partido. Los hombres excesivamente independientes para resistir esta imposición, aquellos que ven bastante claro para aceptar tal tutela, o cuya delicadeza no les permite identificarse con los « alegres compadres » que gobiernan la población, son postergados, sin que importe que sean mas aptos que los otros para el cargo. Por lo tanto, llegan rara vez los mas capaces a formar parte de la corporación municipal, bien a causa de las influencias ocultas que dirigen la elección, bien por su propio desistimiento, hijo del disgusto que les causa tal estado de cosas »
Tenemos que anotar con gozo que en esta ciudad el Ejército se abstuvo de votar. He ahí una abstención eleccionaria que merece sincero aplauso y ojalá se haya imitado en todo el país.
Sustraer al soldado de las luchas políticas, apartarle de las ruines batallas que pelean los hombres y que presiden el odio y el engaño, es enaltecerlo. Nosotros quisiéramos que el Ejército, guardián del honor nacional, depositario de la paz pública, se mantuviera lejos de las luchas que empequeñecen ; así como también quisiéramos que los sacerdotes, depositarios sagrados de la paz de las conciencias, a quienes el cristo confió la mas alta misión sobre la tierra y que guardan las llaves del cielo, se alejaran de las lides terrenas y pusieran todas sus energías en cumplir el mandato divino de establecer el reinado de Dios entre los hombres. Que los simples ciudadanos salgan al estadio a disputarse el triunfo, pero alejemos de las urnas a los soldados y a los sacerdotes que aseguran la paz de las almas y la de la república y así la patria no tendrá que demandarles que se apartaron del camino que les enseña el honor y les marcó el Maestro ». Jack ».

Lo pliego de nuevo. Lo guardo en un blog a la altura de los ojos para que nadie pueda verlo. A quien le importa. Recordé que hay muchos sabios y muchos niños por ahí iluminando a todos los otros para que no sigan su propia fe sino que abran los ojos. Ya no escucho muy bien lo que dicen, me duermo una vez mas. Hasta mañana.  

Georges Brassens. La mauvaise reputation.

Paco Ibañez. La mala reputaciôn.

Nacha Guevara. La mala reputaciôn.

Luis Rueda. La mala reputaciôn.

1 comment:

  1. perdió mi candidata pero gano mi voto en blanco. qué gane?

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