Ira, negación, negociación, depresión, aceptación. Algunos viven la vida como una enfermedad terminal. Para otros la enfermedad es la vida misma. No quiero volver a un mundo mejor. Tampoco creo que habra uno mejor. De hecho creo que el mundo sería mejor si lográramos quitarnos esa idea de lo mejor. Vale, paradoja...... pero no sucede acaso que la gente lucha por cosas que quiere y a veces logra inventar ese punto intermedio construido entre las fuerzas de la voluntad y la suerte y las conspiraciones equivocas de seres interdependentes tratando de adaptarse. En esa fugaz desaparicioón de energia que sueña con su inmortalidad algunos logran unas miserables felicidades, algunos otros logran unas felicidades en la miseria. Mundos mejores que no existen en ningun tiempo y que no tienen ni origen ni final -y cuando los tienen su única función es limitar nuestra capacidad de imaginarlos. En el delirio primitivo con un paraiso que perdimos antes o despúes, se escucha la voz de un hombre viejo y ronco que lleva puesta una cancion que ha sido compuesta justamente por un grupo de jovenes modelicos -ejemplos perfectos de que un mundo mejor es posible- que reclaman -que exigen!- regresar al comienzo:
Willie Nelson. The scientist.
El sentido de despedirse es que quien lo dice ya no va a estar aunque continue siendo. Esa continuación casi siempre tiene un aire de novedad, pero es una novedad paradojica porque a donde vaya no podrá desprenderse de ese vínculo que la anima a ser nueva, vínculo que la remitirá de manera inexorable a su pasado. Por eso prefiero no preocuparme más y me despido. Finalmente lo acepto.
La primavera avanza, cada dia hay más luz, más café, mas alegria y hay menos tiempo. Hay puntos ciegos que solo en el exceso y con un dificil juego de espejos se pueden vencer. Pero hoy no le tememos al espejo ni al exceso, ni al café en el café.
En
esta esquina todavía cae sobre mi la ceniza de otro pedazo de suelo
que se transforma en muro. Aquí, abajo del zócalo, el polvo refunde
aun la piel muerta en cascarones de palabras incendiadas. Esta sucio,
llueve y aunque el muro se traga casi toda la luz queda la suficiente para mirar con respeto mi hambre.
We mustn't fear sunlight just because it almost always serves to illuminate a miserable world.
No hay que temer la luz del sol con el pretexto de que casi siempre ha servido solo para iluminar un mundo miserable.
Cuando,
en lo alto del Cáucaso, Prometeo advirtió que las cadenas, tenazas,
camisolas, parapetos
y otros escrúpulos, en suma, lo entorpecían, se levantó por su
lado izquierdo, cambiando
de posición, estiró su brazo derecho y, entre cuatro y cinco horas
del otoño, descendió
al bulevar que lleva de la «Madeleine» a la «Opera».
Diversas
celebridades pasaban muy ufanas ante sus ojos. ¿A dónde irán? se
preguntó Prometeo,
y sentándose en un café preguntó: «Camarero, ¿sabe usted a dónde
van todos esos?»
«Si
el señor los viera pasar como yo todos los días, dijo el camarero,
podría preguntarse todavía
con mayor razón de dónde vendrán. Debe ser de un mismo sitio,
puesto que pasan todos
los días. Y yo me digo: puesto que vuelven a pasar, es que no han
encontrado. Espero ahora
que el señor me pregunte: qué buscan, para que vea qué es lo que
le voy a contestar.»
Entonces
Prometeo indagó:
«¿Qué
buscan?»
El
camarero replicó:
«Puesto
que no se quedan, no será la felicidad. El señor me creerá, si
quiere, y, acercándosele, le
dijo más bajo: Lo que buscan es su personalidad».
"Pues bien... Cuatro meses, eso se dice fácilmente, se escribe con once letras. Se dice fácilmente: cuatro meses..., cuatro sílabas. Los labios articulan ligeramente, en un cuarto de segundo, el sonido: ¡Cuatro meses! Pero nadie puede describir, puede medir, puede meter por los ojos a otro ni a sí mismo el tiempo que dura el tiempo en lo inespacial o intemporal; y a nadie puede explicársele cómo roe y carcome esa nada y nada y nada en torno a uno, esa inacabable soledad con mesa y cama y lavabo y papel pintado, ese eterno silencio... Siempre el mismo centinela que alcanza la comida sin mirarle a uno, siempre los mismos pensamientos que giran en la nada alrededor de un solo tópico hasta confundir al que los concibe".
Stefan Zweig, Una partida de ajedrez, 1946
A veces una canción es suficiente. No importa qué diga, su repetición produce la presencia que no puede ser reparada. No tiene las palabras exactas, pero las palabras que tiene son sentidas, valoradas, amadas y odiadas. Tiene solo el ritmo, el espiritu, la fuerza para conectar esos dos espacios de tiempo tan lejanos entre el momento mas puro y mas nitido y el momento mas existencial. En ese camino, una entre mil canciones lo logra. Y cuando lo logra uno solo puede dar las gracias. Gracias a la vida. No hay ningun lamento en el fondo. Solo unas enormes ganas de vivir, vivir, vivir!!!. Buen dia!